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martes

Un día más

El lunes ha deparado un día de locos. Las nubes tapaban el esplendor del amanecer. Me levanté con la sensación de haber dormido bien y relajadamente. Me dije "al menos no me dormiré durante el transcurso del día", y fuí al baño a cubrir mis necesidades.

"¿Me tomo un té? No, será mejor que no, que luego me cuesta relajarme ante el estrés del trabajo". Y es que, semanas antes, adquirí la costumbre de tomar un té soluble antes de irme al trabajo. Pero no me daba cuenta de que eso me afectaba negativamente, ya que al cabo de un rato no era capaz de tranquilizarme y pararme a pensar razonadamente para buscar los problemas que surgían día sí y día también en mi vida cotidiana. Lo positivo era que me permitía empezar la mañana con energía. No todo puede ser perfecto. Cachis...

Abro el armario y automáticamente sabía qué ponerme. Hay días que pierdo unos valiosos minutos pensando qué ponerme, pero en esta ocasión estaba lúcido y en menos de 3 minutos ya estaba vestido.

Voy al recibidor, empiezo a recoger las llaves, monedas, la cartera, el móvil... y todo a los bolsillos. Muchas veces me pongo nervioso a la hora de coger una moneda o alguna llave del bolsillo, busco y rebusco unos segundos y ya no me queda más remedio que pegar un puñado y sacarlo todo a la vez. Eso me pone de los nervios.

Cierro la puerta y bajo a la calle. El sol se cuela entre las nubes para recibir los primeros rayos de sol en mi cara nada más salir del portal. Voy hacia mi coche, me siento, retiro el parasol, meto la llave, piso el embrague y arranco. Salgo lentamente hacia el trabajo, ya que voy en buena hora.

Nada más llegar al curro me encuentro con 3 post-it esperándome. Lo de los post-it son "tareas" pendientes y urgen realizarlas lo antes posible. Antes apuntaba las tareas en mi agenda, pero muchas veces se me olvidaba abrir la agenda y se me acumulaba el trabajo. Así surgió la idea de los post-it encima de la mesa, me sirve como auto-presión para que no deje atrás ninguna cosa pendiente.

A lo largo de la mañana voy recibiendo y escribiendo más post-it, los cuento y llegan a 9 tareas... ¿me dará tiempo a todo?. Entre unas cosas y otras puedo cerrar 8 tareas. Una de ellas la dejo para mañana a primera hora. Imposible rendir más.

Al salir del trabajo tengo una misión más: ir a la casa del pueblo. El pueblo está a 30 kilómetros de la ciudad. El motivo no es otro que el de recoger sillas para la piscina o playa y los ventiladores. Le pregunto a mi mujer, a través de la BlackBerry, si recojo alguna cosa más. Me dice que sí, un bolso de plástico color rosa/rojo transparente para meter ahí las toallas. Lo recojo y lo meto todo en el coche. Hace una calor bochornosa, entre las nubes alternadas con sol y ausencia de viento, hacen que el indicador de temperatura exterior en el coche marque 38 grados.

Al llegar al piso coincido con la llegada de mi mujer, que llega desde el trabajo. Me echa una mano para subir los ventiladores y el bolso. Las sillas las dejo en el coche, ya que un día de esta semana iremos a la piscina y no haré uso del maletero antes de ello.

Mientras subimos, hablamos sobre qué haremos de comer. Al final decidimos hacer pechuga de pollo empanada, patatas fritas y una ensalada. Se hizo todo rápido, me encanta ese tipo de comidas, donde no hay nada sofisticado y es bien sencilla de hacer.

Como es costumbre en el sur, después de la comida te entra el sueño... la siesta no falta en el día a día.

Después de dormir un buen rato, no me entran ganas de nada. Mi mujer ya se había levantado antes y me la encuentro en el sofá estudiando, ya que mañana tiene un examen. Le traigo un zumo y otro para mí. Qué fresquito entra el zumo... y me hace despertar.

Cojo el portátil, busco información sobre mi ciudad, prensa deportiva, entro en el foro del modelo de mi coche... de esta forma se van matando los últimos minutos de la tarde. Me entero de que el Real Madrid juega su primer amistoso de la temporada y se televisa en La Sexta. Llega la hora y veo el partido. Me resulta aburrido, lo único que me atraía era ver cómo se desenvolvían los nuevos fichajes del equipo, Cristiano Ronaldo y Benzema. El próximo viernes juega el Barça de Messi. Poco a poco ambos equipos irán rodándose y espero que cuando llegue el día de verse las caras ofrezcan un espectáculo futbolístico.

Entre que va pasando el partido, se va haciendo la cena. Una tortilla francesa y mini-ensalada. Desde hace unos meses tengo cenas copiosas, cargadas de grasas y me dije que no podía seguir así. Lo ideal es desayunar fuerte e ir reduciendo la cantidad (que no calidad) hasta la noche.

Suena la BlackBerry, me llama un amigo. Confirmo que para el viernes tengo cita con él para jugar al pádel. Desde febrero estoy enganchado a ese deporte, tiene una mezcla de estrategia y coordinación física que atrae mucho. Y más cuando juegas entre amigos de nivel similar.

La televisión ya no me ofrece nada interesante, así que vuelvo a encender el portátil para ver un poco de todo y escribir un nuevo mensaje en este blog. Estoy en la cama, pensando qué hacer mañana... y me propongo hacer algo de deporte a primera hora de la mañana, antes de ir al trabajo, para ir descargando estrés. Así que me planteo el hacer unas abdominales, flexiones y para finalizar, unos estiramientos. A ver si así acabo el día totalmente rendido pero sin pasar nerviosismos y duermo plácidamente durante la noche...